Cuando muere un poeta el cielo se hace algo más pequeño. Espacios intercostales abriéndose paso en una cuenta atrás.
Precipitaciones, ráfagas, tormentas de arena. Luciérnagas perforando la noche de los mundos.
Cuando muere un poeta deja una estela, un manojo de nubes con hambre de agua marina. Mira la espiral de tu sueño oceánico. Nos dejas el corazón de tus amaneceres tardíos.
Cuando muere un poeta deja una brecha salina, un crisol poblado de fuego, una denuncia a las soledades de este mundo.