Completitud

Es un torrente que enraíza mi ombligo, se crece en esta noche de octubre. Se vierte al pubis y termina filtrando los días que me vieron nacer a un árbol de corteza antigua. Siento la noche. La noche de los tiempos. Caigo en forma de agua, de sueño preñado. Me arrojo a un abismo de absoluta completitud. Y todo esto en una eyaculación que pasa por ti. Ves más allá, ves ese lado de las cosas que no se miran. Es como si siempre hubiese estado aquí. En esa fragilidad divisoria de mi cuerpo. Me sostienes. Estás aquí. Nunca sentí que pudiera desaparecer arrastrado por mí propia naturaleza. Me sostienes. Quedamos suspendidos más allá de la noche.

Hace rato que todo pasó pero sigo latiendo desde mi ombligo. No puedes oír el corazón. Se pierde en aquél abismo donde todo encaja. Me sostienes, tus dedos atraviesan lo que pienso de mi.
No puedo abarcarlo. Lo siento todo. No veo el final. Lo siento todo. No hay una lógica, unas matemáticas que  cuantifiquen las estrellas que iluminan el sur de mi cuerpo.

¿Cuánto tiempo ha pasado? Sigue estando ahí. Me gustaría tenerlo siempre. Ser abismo desde la piel.

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