Me gustan las bestias que miran al cielo. Los pasos que buscan pasos, los pies que adoran la métrica del abismo.
La memoria sólo pesa cuando la engordamos. Cuando nos permitimos traerla sin que lo haya pedido.
Me pensé aire cruzando corteza.
Nunca creí en palabras que polinizan la ciencia como cierta, que restaban importancia a la creencia de mi creencia. Que de un lado significaban y de otro se perdían.
¿Cabe la posibilidad que nos besemos en la respiración del silencio?