Tan sólo nos dejábamos ir

Tan sólo nos dejábamos ir, sin ninguna finalidad aparente.

El ritmo lo marcaba la lluvia y los sueños compartían

el maletero con otras cosas que no sabíamos cuánto llevaban allí.

En aquel precipicio todo tenía sabor a nuevas fronteras.

 

– perdido por Rodríguez, Buenos Aires-

 

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