Y crecieron árboles en mi piel, haciendo de mi memoria un paraíso insondable.
La perdición se medía en siglos, en garabatos de tiempo transformados en besos, en la pasión hecha un pincel navegando…
Y crecieron árboles en mi piel, haciendo de mi memoria un paraíso insondable.
La perdición se medía en siglos, en garabatos de tiempo transformados en besos, en la pasión hecha un pincel navegando…