Lo que nos queda de olvido
lo gastaremos a partes iguales,
sin dejar un pedazo atrás.
Que no quede sensación
hecha recuerdo, que mi boca
no sienta ni tu sabor
ni tu dulce textura;
que mis dedos divaguen absortos,
para que no puedan temblar
en la añoranza de tu pelo,
en los secretos de tus hombros.
Si consigo meter el olor
de tus pezones en este
frasco de cristal
y arrojarlo a los mares
bien adentro, lejos de
esta orilla que me traiciona
con intenciones.
Si pliego las olas y
las pongo del revés;
si prohíbo a los cielos
que te traigan en nubes…
entonces… no tendrás hueco
en mi memoria, dejando que
mis pulmones se llenen de
un olvido confundido.
Te sobreviviré, sin saber de ti
pero con una sensación de estupidez
que no sabré de dónde viene.