Anduve camino a la montaña y me quedé en un punto que no recuerdo. Entre el miedo y la fascinación de una tierra sedienta, mi sur… Me quedé mirándote. Me quedé soñándote. Me respiré en tu vértebra lejana, en tu silencio terroso. Me sentí cielo, planicie, salitre varado, abrigo de marinero. Hoy he besado tu sal, tu puerto lejano, tu memoria en forma de conchas. ¿Recuerdas verme nacer? Yo recuerdo la composición ósea de tu corazón. Recuerdo las crestas que me parieron al sur de los astros. Dime, cuéntame aquella canción, aquella nebulosa que me daba tu noche. Hoy, anduve camino a la montaña.