Raíces


Raíces es un viaje inequívoco a la esencia misma de nuestra naturaleza. En ese punto en que no diferimos de nuestra óptica animal. Es el hombre en ausencia de palabra, la intimidad sugerida de nuestro corazón llevada a la piel.

Raíces es la tierra de nuestra complejidad más simple, es una reivindicación de nosotros como imagen y semejanza de nuestros deseos, de nuestros secretos, del poder de una sonrisa que no pretende nada.

Raíces es nuestra historia, el latido del vientre materno como singularísima pertenencia a toda una especie, que se repite como un bucle de significados por encontrar. ¿Cuál es el punto que separa lo que somos del legado genético que nos precede?, ¿cuántos de mis besos testifican a mi saliva y cuáles son los mismos repetidos por el cordón de las generaciones?

En ese punto donde el yo somos todos y el tiempo es una manera de dar un contexto a la evolución de nuestras preguntas.

 

Foto: Un lenguaje sin palabras

Renacimiento


Renacimiento busca a esa luz que se sustenta en la sombra. Esa verdad irrefutable que se muestra en esa materia oscura, que diviniza a las estrellas que vagan por nuestro cuerpo.

Navegando de un lado a otro de esa ambición a vista de todos y de esa realidad oculta a la sugerencia del día. Ninguna forma se desarrolla ausente de sombra, es en esa necesariedad de la tridimensionalidad donde miramos todas esas partes que, en ocasiones, no podemos ocultar.

Me gusta saber de ti por lo que callas, por lo que no muestras, por todo aquello que late fuera del abrigo de las palabras.

Quiero la belleza de lo imperfecto, tocar el reparo que nos hace personas, sentir el oleaje que me hace surcar  los mares.

Quiero renacer a través de mi, sentir mi respiración primigenia y expresarme en la enormidad de mi cielo. Quererme en todo ese odio que se despoja de lo que me hace libre. Esculpir con mis manos una figura errática que nos haga bestias de corazón y raíz.

Foto: La perdición

Costumbrismo


Costumbrismo recoge todas aquellas situaciones cotidianas de la vida rural. Es buscar en los momentos más simples la tranquilidad y el bienestar, retomar costumbres y comportamientos que nos acompañaron desde siempre y que poco a poco se están perdiendo.

Estar  en conexión con el medio que nos rodea y abogar por una vida sin tanto ruido. Sentarse en un poyete y contemplar la vida correr.

 

Foto: La tarde

La ribera de mis costillas


Todo nace en mis costillas, a dos dedos de ser sombra a un palmo de ser memoria. Entre mi mediodía y esos martes que no cuentan nada, me separa de palabras la noche de mis astros. En esta tierra de nadie me dejo respirar entre brazos, sorbos y un cielo plantado de nubes. De este lado del atlas me elevo en vértebras que sueñan en tierra y pies descalzos.

Es aquí donde prefiero mostrarme los motivos que sobrevienen a la voracidad de mi torso, donde extiendo la irracionalidad que me lleva a ser y ver cómo es el filamento, que se enciende entre la memoria de nadie y la vida que me rodea.

Las riberas de mis costillas están repletas de barcos en busca de mares sin nombres. Es en este cuaderno de bitácora donde se cuenta mi historia a modo de imágenes.

 

Foto: Vorágine

Nowhere


Existe una necesidad, una búsqueda de lugares donde los sentidos se limitan a no ir acompañados de probabilidades, de finales y sensaciones. Esa porción de espacio donde el ser queda supeditado al propio ser, a estar en sintonía consigo mismo. Un espacio comprendido entre lo perdurable y la impermanencia de los latidos.

Alzando los brazos a esa nada recubierta de memoria, a esos rincones erosionados en tiempo y forma por cuestiones que realmente no interesan. En este lugar donde te olvidas de lo meramente imprescindible para dejarlo ir entre tu nombre y otras cuestiones poco relevantes.

En ninguna parte y en todas las que se entrelazan entre mi sombra y la geometría de mis pasos.

Foto: Enormidad