La piel nace en la seguridad de no tener dueño, en el parto distante que trae al mundo el sueño…
Sentir el vértigo desde las fosas abisales que navegan mis dedos, desde la sal de mi plexo solar. Me habita…
A veces me dejaba morir, entre la sordidez de aquel deseo y el pan caliente que cerraba mi noche a…
Y crecieron árboles en mi piel, haciendo de mi memoria un paraíso insondable.
La perdición se medía en siglos, en garabatos de tiempo transformados en besos, en la pasión hecha un pincel navegando…