Tengo tantas cosas que contarte

Tengo tantas cosas que contarte,

tantos sueños frustrados que ocultarte

que no quedan días para decirte

lo que esconden mis silencios;

que no existen horas que acunen

un reproche, un arrepentimiento.

 

Sobrevives en cada trocito de papel

que se solapa en mi cartera,

donde guardo celoso

todos los amaneceres que aprendí

a dibujar para tus manos,

para la ilusión de tu sonrisa.

 

He de confesarte que, a veces,

siento vergüenza. Por no saber

qué hacer cuando hablamos,

por ocultarme en un teléfono,

por sentirme con las ganas

del primer día que te vi.

 

Te quiero tan lejos de mi vida

que necesito saber de ti,

de la forma que sea, buscando

cualquier excusa que me ponga

en contacto contigo. A través

de una anécdota absurda, da igual.

 

Si pudieras verme, si pudieras oler

lo libre que me siento en las soledades

de mis noches. Si acaso pudiera crear

un túnel del tiempo que abriera paso

a mis brazos para que te acariciaran

mientras duermes, mientras sueñas.

 

Cada suceso importante que me ocurre

me pide permiso para encallar en

la cotidianidad de tus días pero no,

no los dejo, empezando porque

ni tan siquiera les doy la importancia,

que tienen para mi vida.

 

No quiero estar más presente

de lo que la vida ha querido que sea.

Y mientras tanto, navegas en alguna foto

abrazada por las chinchetas de una pared,

que me susurra el recuerdo de tu cara,

que me invita a besarte, aunque no lo sepas.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *