Nunca pude imaginar, que todos los planteamientos de mi vida quedarían recogidos en la raíz de tus manos, que de este sueño que lleva tu nombre me naciera mi verdadera piel.
Mis costumbres son nómadas en busca del reencuentro con el alma que me habita.
Soles en busca de mares de tierras remotas. Nuestra expedición es el proceso vertebral de las bestias que vagan sin estrellas vigías.
En este tiempo que vivimos sólo hay lugar para nuestro silencio y la risa de tu boca, esa que ilumina mi vida.
Versos a Asiel, cuarta parte.