Llévame, en cada respiración que mece mi consciencia. Abrázame en la noche de los tiempos, en las praderas fraguadas en el pulso del mundo. Enciende mi atlas en el beso vertebrado de mi piel en oleaje. Enséñame lo que es ser un niño. Tierra de mi tierra, sueño de mi sueño. Te doy mi piel en abandono, mis rutas ancestrales por mares serenos. Mano con mano, mejilla con mejilla, somos astros incombustibles de tiempos remotos. Caminemos.
Versos a Asiel, quinta parte.