La osamenta de los mares

Abrazado por lenguas de salitre

y piedras de historias remotas.

En vientre de mar que aborda mi piel.

Disuelto en una osamenta de olor a algas,

me respiras y me filtro en tu lejanía.

Somos variable indefinida, paradoja salvable.

 

Y mientras tanto me devoras,

me gestas indefinidamente.

Me disperso y me entrego,

me cuantifico en ancestro.

 

El mar te come, te reivindica

como hijo perdido, como puente

erosionado que vaga a las estrellas.

 

En mis pecas tengo tu sueño de tierra,

tu palabra preñada de cielo y aire.

Ahora que estamos a solas

déjame varado en este límite

donde los brazos se extienden

en la línea del sol, donde los dedos

Se alargan a los dos lados del camino.

 

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