En tu casa descansa mi hermetismo
junto al cepillo de dientes.
Nadie diría que mis pecas naufragan
en los arrecifes de tus costillas,
que mi historia se guarda
junto al café que abre los días.
Ni tan siquiera tú sospechas,
lo apartado que me tienes
de las inquietudes que te llevan
a un sentido al que entregarte.
El amor es una egoísta necesidad
cargada de apariencias.