Abrázame en el infinito cielo de mi duda. En el terciopelo borrascoso de mi pecho. La inmensidad de este torrente de sangre no vierte sombras en tu almohada. Esta cresta de ola sólo devora espuma.
De este lado, me crece el canto de una jauría de bestias dormidas. Más allá del horizonte navega mi intención de tierra prometida. Reconozco mis manos en este timón de deriva. El mar se cruza siendo pez. El mundo atraviesa los costados de mi noche.
Quédate aquí. Podemos sentir el miedo sin ser juzgados. Abramos las sales de este profundo océano. Estos silencios son la bitácora de la travesía.
Mírame. Aprendí de las estrellas en el óleo de tus cuadros. Siempre hemos mirado al cielo en la nocturnidad de aquellos astros.
Somos errantes. Delirio de la ausencia. Somos errantes. El beso varado de un desierto preñado de agua.
A mi padre.