Los miedos que nos son ajenos

Tan sólo cuídate,

de todas esas palabras que,

en nombre de la protección,

te documentan los miedos

de aquellos que son amigos;

de aquellos que te susurran

la tirada infame de

la insatisfacción personal.

 

El consejo, a veces,

se alimenta de la frustración ajena

de historias con finales no aceptados,

de sueños roídos por la literatura

de los buenos caminos.

 

Tan sólo cuídate,

del amigo, del hermano

que te pasa su carga perdida,

que pretende asfixiar tu sueño,

bajo el emblema de la ayuda…

y lo que no saben,

es que la ayuda es aquella

que viene bajo las formas

no regentadas de juicios;

y lo que no entienden es

que tan sólo compartes tu vida,

que no esperas una opinión…

que no quieres nada más allá

de vivir la vida, en la forma,

en la pasión de lo incierto.

 

Porque Ser uno mismo…

es un acto Revolucionario.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *